El Error Llamado Obediencia
La obediencia es un error, pues Dios en
el principio no nos enseñó a “obedecer”, él nos enseñó a utilizar nuestra
capacidad de elegir. Esta premisa en perspectiva religiosa aplica a todas las
demás dimensiones de la vida cultural humana. De la capacidad de elegir se
agarró la ciencia, alejándose no de Dios sino de cúpulas religiosas que
imponían la obediencia y castigaban brutalmente a quienes se oponían. Pero Dios
siempre estuvo a favor de nuestra capacidad de elegir, porque él nos la dio.
La obediencia impulsa la represión; la
capacidad de elegir impulsa al amor. En el principio no se enseñó obediencia,
el creador puso todo a disposición en el jardín del Edén a fin de que el hombre
aprendiera a utilizar su capacidad de elegir, le habló del peligro que había si
escogía mal. No obstante, las iglesias tradicionales actuales aún consienten en
instruir a sus fieles con modelos aplicados en el inicio del imperio religioso
romano, cuya finalidad no era básicamente llevar el conocimiento de Dios, la
obediencia que surgió en aquellas épocas se impuso para dominar el pensamiento
y ANULAR la capacidad de elegir que Jehová nos regaló. Se pretendía el poder
absoluto y, la permanencia del caído imperio, por grupos de elite que buscaban
fama y ser adorados, con el solo objetivo de dominar el mundo; quienes se
oponían a sus propósitos codiciosos simplemente eran castigados o muertos, al
puro estilo del imperio romano llevado por tiranos. Y este modelo de tiranía
religiosa se llevó siglos del mundo.
La ciencia fue la primera en luchar
contra el concepto de obediencia, además de ganar científicos mártires, el
mundo cegado le dio muchos calificativos. En pleno siglo XXI todavía existe tal
concepto errado de obediencia, pero también la ciencia es libre de persecución
ahora y mucho más aceptada a nivel mundial por los cambios que ha realizado,
cambios surgidos gracias a que se reinvindicó la capacidad de elegir que
tenemos.
No obstante, las iglesias actuales (sea
la denominación que sea) aún piensan según el modelo antiguo, que incluso es un
modelo tan antibíblico que se deduce más una falta de conocimiento en sus
líderes estando ellos en medio de abundante sabiduría. La obediencia no genera
fieles, pone esclavos baratos o robots a batería sentados o parados en las
iglesias, al servicio de no sabemos quien, porque Jehová nos enseña a elegir y
no a “obedecer”.
En el mundo actual, después de muchas
guerras civiles y luchas intensas contra gobiernos de facto y dictadores, los
gobiernos democráticos no imponen al pueblo, lo escuchan. Reconocen la
importancia que tiene la capacidad de elegir del pueblo, para así lograr las
mejores alternativas de acuerdo a sus necesidades. Igual, el tener autoridad no
significa exigir a obedecer, Jehová no hizo a Israel una nación envuelta en un
paternalismo sino que desarrolló las capacidades cognitivas y metacognitivas de
su pueblo, teniendo como eje de su desarrollo nacional el amor a él,
consecuencia de esta metodología es que vemos una Israel con una identidad
cultural altamente desarrollada y relacionada con todos los países del mundo.
Israel crea conocimiento y todo el que hace uso de su capacidad de elegir puede
crear conocimiento.
El principio del amor no es la
obediencia, sino el deseo voluntario de aceptar las condiciones que te pone la
persona que te ama, es decir, el poder elegir a la persona y siempre que esta
aceptación no te ponga en riesgo. En la creación Jehová les dijo claramente a
Adam y Eva “porque si de él comieres, moriréis”, en esta primera proposición se
ve a Dios enseñándoles a elegir y este acepta las indicaciones de su creador;
seguidamente vemos a Adam recibiendo el fruto dañino de la mano de su esposa,
Eva, donde él lo recibe por amor a su esposa, por lo que en esta segunda
proposición vemos que no todo lo que nos digan que debemos hacer realmente sea
bueno para nosotros.
Todos tenemos la capacidad de elegir y el
concepto de obediencia actual está estrechamente ligado al que se tenía en un
siglo donde se quería controlar la voluntad popular por la fuerza, tener a la
nación en el más alto nivel de ignorancia y desinstrucción, para así lograr el dominio absoluto de todo
por una elite dictadora y codiciosa de poder.
No se puede cambiar al mundo o
estructurar un mundo mejor teniendo por olvidado la capacidad de elegir innata
de cada individuo. La educación debe estar enfocada a enseñar a elegir. El
hombre por naturaleza utiliza su capacidad de elegir y las sociedades se forman
en el contexto del poder elegir.
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