La Fe sobre la ley
“I Juan 3:22-24
nos dice: Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque
guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de
él. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y
nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus
mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él
permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”. Predicadores de
diversas denominaciones han propagado que la salvación se confirma por la
observación de la ley mosaica o los mandamientos, rituales litúrgicos variados
y hasta que confirmamos nuestra comunicación con Dios en nuestras obras o actos
y por eso él nos hace salvos y santos. Sin embargo, todos ellos no tiene
revelación del Espíritu Santo en sí mismos, utilizando versículos bíblicos
según sus propios intereses e intenciones de la carne.
El hombre religioso actual es el
prototipo de hombre o mujer que no lee ni una hoja de la palabra de Dios, la Biblia, no obstante,
aprestan mucha atención a personajes que solo tergiversan el camino de la
redención. Consecuencia de esto, las crisis actuales está en que el hombre se
ha alejado de Dios, con lo que se cambiado la dirección del camino hacia la
salvación de millones de almas. Sujetos sin el mínimo temor de Dios se
aprovechan de la sed espiritual que sufre el mundo, divulgando enseñanzas y
mandamientos de hombres, así como manipulando y sacando fuera de contexto
versículos bíblicos claves que redimirían al hombre de su condición de pecado.
Constituyeron sus propias iglesias, incluso su nombre e influencia pusieron
bajo las tinieblas de babilonia a la fiel iglesia de los principios de siglo.
Solo buscan lo erróneo, satisfacer sus emociones y prejuicios, obtener dominios
y ganancias deshonestas, se hacen pasar por iluminados por los cielos,
promueven la adoración a santos, por lo que no son ni siervos de Dios ni el
Espíritu Santo mora en ellos; los apóstolos nos advirtieron de estos sujetos,
pero el hombre no lee la palabra de Dios.
Los que son de Dios, los que saben por
la palabra de Dios que son sus hijos, solo escuchan su palabra, meditan en la Biblia de día y de noche,
el Espíritu Santo mora en sus vida y los guía en todo camino; manteniéndose
firmes, porque confirmamos en nuestro corazón que somos salvos por la fe sin
las obras de la ley, y esta fe esta en la rocha que es el nombre de hijo de
Dios, su muerte y que Dios lo resucitó de entre los muertos; y esta es la fe
que vence a las obras del mundo y que no escucha las palabras de engañadores
porque conoce muy bien la palabra de Dios. Quienes creen en el señor Jesucristo
están en la justicia de Dios y son justificados por él delante del
todopoderoso: ni las obras sean buenas o malas, ni la ley o los mandamientos,
ni los rituales o enseñanzas de carismáticos maestros te asegurarán la
salvación. Solo tienes que creer.
A partir de que aceptas en tu corazón
a Jesucristo, el hijo de Dios, como tu único salvador, se hace en ti la luz
mediante el Espíritu Santo, recibes en tu alma el sello imborrable del
Espíritu, con lo que se establece tu relación con Dios. Es el Espíritu Santo
quien fortalece tu alma según tu fe en el hombre del hijo de Dios. Antes de su
ascensión al cielo, Jesucristo dijo a sus apóstoles “pero recibiréis poder
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra”. Nuestro señor es claro,
quien confirma que somos hijos de Dios es su Espíritu, que ya está en la
tierra, dispuesto a actuar en el interior del hombre, que es parte del nuevo
pacto, pacto que se hace en el interior cambiando las actitudes de pecados que
pueda contener la persona que le recibe por actitudes y sanidades en su vida.
Para recibir este don solo es requisito creer en Jesucristo, el hijo de Dios.
Los apóstoles Pablo, Pedro y Juan
coincidieron en lo mismo en sus escritos: somos salvos por la fe, en que si
creemos en el nombre del hijo amado de Dios, Jesucristo, somos agradables
delante de Dios y ya no hay más condenación, quienes creen son perdonados,
salvos de condenación de muerte por el pecado, justificados delante de Dios,
libres y sanos de enfermedades, hijos de Dios, coherederos con Cristo y no hay
más obras que hacer, Jesucristo llevó en la cruz el sacrificio por todos tus
pecados, un solo sacrificio para que tú puedas conocer al Padre, librándonos de
la condenación del mundo y resucitando para que nos sirva de testimonio que
somos salvados aún después de morir. Por lo que la fe es nuestra puerta única,
nuestro pasaporte y visado con lo que podremos vivir una eternidad con Dios.
Quien enseñe que se debe hacer algo
adicional para ser salvos por Dios es hijo de tinieblas, la verdad de Dios no
está en él. Vergüenza le diera a los apóstoles la iglesia cristiana de hoy.
Alejaos de los ídolos y los ritos paganos, porque testimonio hay en la palabra
de Dios que quienes observan tales prácticas pasan por juicio, fuego y
destrucción.
Solo debes creer en el señor Jesús, su muerte
y resurrección, que es el hijo de Dios, y serán salvos tú y tu hogar. Amén.
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