Comenzando semana santa
Estos dos días que llamáis semana santa están comenzando para el país y el mundo: Un llamado a recordar a Cristo y regresar a Dios.
Pero a Dios no se le vive únicamente dos días, sino que el centro de nuestra existencia se debe basar en su amor y su misericordia. Nuestros actos se deben procurar amoldan a lo que él indica en su palabra, la Biblia; y no debemos ni pensar en acomodar la Biblia a nuestros intereses personales u economicos.
Somos hijos del mundo mientras desconocemos el amor de Dios por su hijo sacrificado y resucitado de entre los muertos. Antes de ser conscientes de eso, somos hijos del ángel caído, que se rebeló ante Dios queriendo el dominio del universo y no hallando más que destrucción.
El infierno si existe y Cristo estuvo ahí. El hijo de Dios ya muerto bajó al infierno. Es así como el hijo de Dios haciendo inclinar ante sus pies a Lucifer, llamado Satanás, lo puso de rodillas y le arrebató la autoridad que ese tenía en el infierno, para luego liberar a todos los antiguos hombres que preservaron la fe en El Dios Eterno.
Por este sacrificio, por la entrega de Dios al hombre existe ahora la promesa de vida eterna, para que todo aquel que en él cree no se pierda y aunque este muerto vivirá.
Nosotros los que vivimos, tengamos nuestros dos días de reflexión a solas con Dios y en oración. Para que se afirmen nuestras pisadas hacia el camino de la vida eterna y escapemos de la terrible condenación.
Dios pueda bendecirnos a nosotros y a nuestras familias a través de su hijo Jesucristo. Amén.
Pero a Dios no se le vive únicamente dos días, sino que el centro de nuestra existencia se debe basar en su amor y su misericordia. Nuestros actos se deben procurar amoldan a lo que él indica en su palabra, la Biblia; y no debemos ni pensar en acomodar la Biblia a nuestros intereses personales u economicos.
Somos hijos del mundo mientras desconocemos el amor de Dios por su hijo sacrificado y resucitado de entre los muertos. Antes de ser conscientes de eso, somos hijos del ángel caído, que se rebeló ante Dios queriendo el dominio del universo y no hallando más que destrucción.
El infierno si existe y Cristo estuvo ahí. El hijo de Dios ya muerto bajó al infierno. Es así como el hijo de Dios haciendo inclinar ante sus pies a Lucifer, llamado Satanás, lo puso de rodillas y le arrebató la autoridad que ese tenía en el infierno, para luego liberar a todos los antiguos hombres que preservaron la fe en El Dios Eterno.
Por este sacrificio, por la entrega de Dios al hombre existe ahora la promesa de vida eterna, para que todo aquel que en él cree no se pierda y aunque este muerto vivirá.
Nosotros los que vivimos, tengamos nuestros dos días de reflexión a solas con Dios y en oración. Para que se afirmen nuestras pisadas hacia el camino de la vida eterna y escapemos de la terrible condenación.
Dios pueda bendecirnos a nosotros y a nuestras familias a través de su hijo Jesucristo. Amén.
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