Reflexión 18: Sacrificios Espirituales
Ofrezcamos siempre a Dios, por
medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su
nombre. Hebreos 13:15.
Sacrificios
Espirituales
Cuando nos reunimos para la adoración y el partimiento de pan cumplimos
con el deseo del Señor Jesús: Celebrar la cena del recuerdo, ocupándonos de su
vida, su sacrificio, su muerte y su resurrección. Esto produce una respuesta de
amor de nuestros corazones, para el Padre y el Señor Jesús.
Juntos damos las gracias al Señor por su amor. Le alabamos por haber
hecho todo bien, por haber complacido a Dios totalmente. Le adoramos por lo que
él hizo y alabamos a esta Persona que cumplió todo de forma tan maravillosa.
Nuestra adoración también se dirige al Padre, quien nos dios su Hijo.
Esa adoración del Padre y del Hijo se manifiesta mediante la oración, el
agradecimiento, la lectura de textos apropiados de la Biblia y cánticos de
alabanzas. Les tributamos en común nuestro homenaje.
Así como el creyente israelita del Antiguo Testamento podía traer
sacrificios, nosotros también tenemos un sacrificio que podemos llevar a Dios:
el Señor Jesús mismo. Dios se alegra cuando pensamos en la persona de su Hijo y
en su obra de salvación en la cruz, cuando le expresamos lo que nuestros
corazones sienten al respecto. Este es un sacrificio que Dios recibe con gusto.
Esta alabanza también es llamada “frutos de labios” (Hebreos 13:15). Es la
adoración que sube hacia Dios desde nuestro corazón, pasando por nuestros
labios. Semejantes sacrificios espirituales agradan a Dios (1 Pedro 2:5).
También Puedes Revisar:
Fuentes Bibliográficas.
“La
Buena Semilla”, meditaciones cotidianas de la Biblia para el año 2010. © Ediciones Bíblicas “La Buena Semilla” 1166
Perroy (Suiza).
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